Muchos miran al empresario como el lobo
«Muchos miran al empresario como el lobo que hay que abatir; otros lo miran como la vaca que hay que ordeñar y muy pocos lo miran como el caballo que tira el carro».
Winston Churchill.
“QUERIDOS HABITANTES, PERMÍTANME AGREGAR LO SIGUIENTE A TAN INTERESANTE REFLEXION DE SIR WINSTON CHURCHIL, A FIN DE ENTENDER MEJOR LA VIDA DE UN EMPRENDEDOR, TE PIDO SI TE ES POSIBLE QUE CAMINES UN KILÓMETRO EN MIS ZAPATOS”
Ser emprendedor no es para cualquiera:
-Tu familia te hará reclamaciones, porque «trabajas mucho», «nunca te ven».
-Tus empleados te harán reclamaciones, porque sentirán que los estás explotando, sin entender que estás compartiendo el beneficio pero no el riesgo.
-Tus acreedores te harán reclamaciones, porque sentirán que te estás haciendo rico a costa de ellos.
-Tu salud te hará reclamaciones, porque habrá días que no comas bien, que no duermas lo suficiente, que no hagas ejercicio, que tu mente no descanse, por estar enfocado en sacar adelante tus proyectos.
Si las cosas salen bien, te tendrán envidia, hablarán de ti, dirán que tuviste suerte, que hiciste fraude, que te lo regalaron.
Si las cosas salen mal, dirán que eres un tonto, hablarán de como «se debería haber hecho» (aunque ellos nunca lo hayan hecho o intentado siquiera), te reclamarán, se indignarán.
Si hay ganancias, si hay fama, tendrás muchos, muchos, muchísimos mejores amigos, todos ellos falsos.
Si hay pérdidas, nadie te dirá: ¿Necesitas ayuda?, ¿Necesitas un préstamo?, ¿Te ayudo a recomenzar?
En general familiares, clientes, proveedores, empleados, pareja, te criticarán, te culparán, te exigirán.
Por ello ser emprendedor, ser empresario, es una de las labores más honrosas y dignas de admiración que existen.
Hay mucho en juego y casi nadie lo valorará.
Y aún así, tienes fé, tienes esperanza, tienes anhelo, luchas por un sueño y estás mejorando la vida no sólo tuya, sino de todos los involucrados.
Otros se preocupan por llevar comida a su mesa. Tú emprendedor, empresario, te preocupas por llevar comida a varias mesas, además de la tuya.
Imagina que de cada $1,000 pesos que entran a mi empresa, en promedio $340 pesos se van en el impuesto sobre la renta, $100 en reparto de utilidades, $100 en prediales, tenencias, $400 en costos y gastos, al final después de haber puesto en peligro mi patrimonio me quedan $60 pesos parar mi. La mayor parte se repartió entre el Gobierno, proveedores, empleados, impuestos sobre impuestos, etc. Y si se pierde sólo yo pago. Y esto es así porque como empresario soy el motor que mueve la economía. El Gobierno no tendría nada de dinero si primero yo no pago impuestos.
Los partidos políticos, los, funcionarios públicos, las grandes obras, las campañas electorales, todo se hace con los impuestos que pagamos.
Por ello emprendedores, desde el que pone un abarrotes, una carpintería, un taller, hasta los grandes emprendedores los felicito, los admiro, los aplaudo, los respaldo, los acompaño, los escucho y sobre todo están en mis oraciones. Porque sólo quien carga el saco, sabe lo que pesa.
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